21 setembro 2007

Poesia Argentina III

Rodolfo Edwards

Culo criollo

bota de potro no es tejana
mate amargo no es five o´clock tea
crencha engrasada no es dreadlock
culo criollo no es delirio francés
culo criollo es alazán desbocado
por la pampa urbana
desmesura nacional filtrándose
entre la gringuería
culo criollo envuelto en tela
100% cotton made in Argentina
Roberto Lewis para más datos
corte clásico
cubriendo como un taparrabos
vergüenza y sinvergüenza
se cruzan en la city
como dos perfectos extraños
culo criollo que brotas
en los barrios pobres de la pobre patria
deformado por asientos derruídos
de transportes públicos
que superan la velocidad del sonido
cuando el día aún es noche
la saña municipal dibuja estrías
en el papel grasiento de tu piel
un maldito cualquiera planta
un polo petroquímico
en la puerta de tu casa
y después se seca las manos
en el baño del shopping
donde sus niños juegan para siempre
amazona fabriquera
imperfecta como el mundo
musa fabriquera
danzando sobre los pozos ciegos
culo criollo
los ecologistas
no te incluyen en sus ítems
no sos bestia marina
y a tu especie la condenaron hace siglos
culo criollo
cíclope
tu ojo único
ve más que los múltiples ojos
de los otros culos
ojos brujos
ojos falsos
desarrollados en oscuros laboratorios
en esplendentes academias
de movimientos todos iguales
inútiles a la hora del Juicio Final
culo criollo
sin gimnasio en la new age
sin calzas y en alza
la celulitis y el cansancio
los otros culos te miran con asco
con racismo progresista
evolucionistas
positivistas reciclados
replicantes
clones sin levita ni bastón
los otros culos
vuelan con las alas del colibrí
ganan pulseadas con el brazo del titán
se florean
son ventajeros
saturan
trepan
tienen a Dios sujetado de las pelotas
los otros culos
saben del bien y del mal
nadan con los ojos abiertos
trincan con el corazón dormido
los otros culos
tienen forma de sonrisa
y tu mueca es la otra historia
la mosca blanca sobre la oveja negra
culo criollo
no para ti
el mar y las gaviotas
no para ti la brisa de los puertos
sólo el aire putrefacto de los pantanos
sapos voladores infectando tu comarca
culo criolo
arde tu luna
combustión de chimichurri
en la zona alta
los otros culos
se embadurnan con salsa waldorf
se autosirven
en bandejas de oro de verdad
se los morfan en el copetín

los yuppies
los conchetos
los caqueros

los garcas
los petiteros
los pitucos

los cajetillas
los fifís
los bacanes

esos habitúes
del salón de Margarita Sánchez de Thompson
medrando entre valses y motetes
happy hour happy week happy year
HAPPY LIFE
BINGO!
aerobic hard training
mango diesel soviet
pachá body walk
caix vip target
cuenta ganado cuenta ovejas cuenta gallinas
cuenta pollos cuenta chanchos cuenta equinos
hay paz en la chacra
¿nocierto granjero grunge?
el rubio de camisa a cuadros
es el dueño de acá
hasta más allá del horizonte
nada
nada cambia
Isidoros Cañones bancados ad infinitum
por Coroneles Cañones apuntando
a la población laboriosa
los patroncitos trazan una línea en el aire
de ahí para abajo somos todos villucas
aguantando la erupción del Riachuelo
culo criollo
estoy herido de muerte como vos
cuando dobla la curva la semana
y el domingo y la familia
y viene el vacío la molleja
y la mayonesa se vuelve en contra
pasada la fecha de vencimiento
culo criollo
sori
ya estoy hablando en primera del plural
te incluyo en mi desastre
sosobra la barca
y llega la tormenta
sobre llovido mojado
y cuántas tragedias mas
se amontonan como diarios viejos
una arriba de la otra
en pilas infinitas que chorrean
una espuma ingrata
alrededor del espíritu de la tierra

culo criollo
la vieja guardia te saluda
con banderas copeteadas

culo criollo
don´t worry
be happy




Luis Benítez

Los miedos

ah los terrores que nos visitan de noche
que no se ocultan del día
los que no inspira ninguna cosa grande
ningún desconocido continente pisado recién el borde
ni tampoco un leal enemigo
francamente buscado en una tapia
ni el asombroso eclipse que deja el mediodía en sombra
ni un terrible Señor de los Ejércitos
en desiertos abrasados por el sol de los pueblos aventureros
ah los miedos los pequeños miedos de pequeños hombres
no los miedos que eran a su modo honra de un animal
desnudo en la enorme extensión de cosas que no tenían nombre
no a estar solo y de pie
entre un inmenso campo y un inmenso cielo
no a la sombra adornada de ojos fosforescentes
a la muerte de noche
entre los dientes del animal más bello de la tierra
una muerte de hombre
no a la caída propiciada por el rayo
al torrente al alud al fuego de la tierra
ni al otro fuego prometido debajo de la tierra
ah los miedos que no origina
un dios terrible salido de la foresta
ni un pariente medieval con su cohorte de brujas y de fetos
no el sudor frío frente a frente espada contra espada
flecha contra winchester dardo contra lanza
ha cambiado la muerte de palabras
no es la certeza de una lluvia ardiente
ni el pronóstico que un insecto lleva entre raíces
al fin también una buena causa como la antigua peste
ah los miedos que tú conoces
y que son los míos exactamente ésos
no se ocultan debajo de la cama
no precisan el crujir de la madera el aullido de nada
pueblan nuestros sueños de rostros y de notas
ellos duermen y caminan con nosotros
beben se alimentan vuelven siempre.



De lo que huye

Pensar que Spinoza murió puliendo lentes.
Que Blake se fatigaba en una imprenta
esperando la conversación de ese día con los ángeles.
Que por vivir Baudelaire se humillaba ante su madre.
Que Rimbaud fue silenciado por Rimbaud,
para que este ingenuo me hable de la literatura.
Como si posible fuera otra cosa que inventar
ante otros la forma de lo informe
y cobrar un salario. Qué persuadido está
de lo improbable. Esas palabras
han erigido congresos y simposios
y prestigios y famas quizá más perdurables.
Y en el centro, el errante, de esta cosa mundana,
ese brillo salvaje que por disfraz,
por burlarse o por escapar aun más
del terco intento, ha inventado
también estas criaturas, seguro
ríe en alguno desde el fondo de la sala.
O mira con piedad su simulacro.




Voces en la urbana llanura (antología de poesía argentina contemporánea)

Selección Esteban Moore y Jorge Rivelli.
Introducción Esteban Moore.

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